Curiosos personajes en un club

Hoy quiero comentar mis impresiones sobre ciertos personajillos que deambulan con orgullo por algunos lugares impregnando de tufo retrógrado a los ciudadanos de a pie.

El domingo estuve comiendo en un club compuesto por socios del gremio militar o familiares de éstos. El nombre del lugar no tiene mayor interés y tampoco quiero beneficiar o desprestigiar explícitamente a nadie puesto que no considero que tenga derecho a ello. Es de ver que en este club, cuyos socios obviamente tienen intereses, pensamientos o experiencias comunes (como en cualquier club, sea de extremeños, de aficionados al Villareal o de jugadores de mus), tienen entre sus filas a auténticos personajes dignos de nombrar. Entre ellos: un hombre maduro y altivo que en un bar ponía a todo volumen un discurso de Primo de Rivera para que todos escuchásemos; otro de aspecto muy similar a cierto dictador que entre voceríos imponía estrictamente a los camareros (que trabajaban a destajo, era el Día de la Madre) que les pusieran una mesa a él y sus familiares saltándose la cola de espera; un padrino de boda vestido de guardia civil con tricornio incluído cuya voces para con todos, fotógrafo incluido, parecían órdenes militares más que palabras que dirigiese a personas de su alrededor; chavalitos rapados con sus prendas de vestir de banderita española bordada que orgullosos exhibían; y otros etcéteras.

Desde mi punto de vista haría falta para algunos aquello de "un poquito de por favor" por las molestias que puedieran causar, aunque daño real no hicieron a nadie (bueno, el discurso de Primo de Rivera a todo trapo tenía grandes probabilidades de provocar dolor de cabeza a la gente). Pero estas situaciones me llevaron a la conclusión que, dadas las condiciones de favoritismo con esta gente, que goza de unas instalaciones inmensas que yo al menos no he visto en ningún otro sitio y a precios reducidos, y teniendo en mente también que, según me han comentado fuentes muy fiables, muchos allí viven de lo que pagamos los demás puesto que se encuentran en la reserva y no contribuyen a nada en esta dichosa sociedad, y todo ello además unido al aire de orgullo y superioridad en general de los presentes, no sería mala idea lo que en su día me dijo un amigo: "Podíamos dar un golpe de estado los informáticos -él y yo lo somos- y así dentro de unos años tendremos un montón de injustas preferencias que las disfrutarán también nuestros hijos y nietos".

Es lógico que los pertenecientes a la rama militar se aprovechen de los favores que se les hace, ya que todos somos vulnerables ante la codicia, pero tal vez a los que permiten y subvencionan estas cosas habría que pedirles un poquito de reparto de los recursos entre todos.