martes, marzo 30, 2010

Capitalismo voraz en forma de boda




Hoy me atrevo a ponerle voz a un sentimiento muy común en muchas personas razonables. Estoy refiriéndome al rechazo al derroche, despilfarro, consumismo atroz, insostenibilidad, engaño, exaltación de espíritus religiosos, machismo y abultamiento de bolsillos de gordos empresarios que suponen la inmensa mayoría de las bodas entre hombres y/o mujeres blanc@s occidentales, aunque pudiera ser extensible en ciertos casos a otras cultutas y/o etnias, las cuales desconozco en gran parte.

Quizá el tema más claro en toda esta insensatez es el derroche de dinero, máxime cuando se habla de gasto compulsivo en cosas innecesarias: coches con caballos, suelta de palomas, limusinas y cohes de lujo, ropa carísima de un solo uso (cuánta gente hay sin vestir en el planeta) formada por las indumentarias típicas del capitalismo (chaquetas americanas con sogas invertidas, llamadas comúnmente corbatas y vestidos largos con escote y marmajo en la cabeza), fotos y más fotos... y más fotos e incluso más fotos.

Y, por supuesto, la comida. Menús gigantes donde el despilfarro no conoce límites, donde sobran kilos y kilos de comida que acaban en la basura, mientras que las panzas rellenas intentan hacer la digestión (y en muchos casos ni pueden) tratando de dañar un poquito más el organismo en busca de enfermedades coronarias. Claro, todo ello a un precio infladísimo, cobrando un dinero infinitamente superior a lo que realmente cuesta esa comida.

Un tema muy reseñable es el de la hipocresía a la hora de regalar. Famosas esas listas de boda asociadas a grandes superficies comerciales donde los invitados rebuscan el regalo más barato entre los abusivos precios que dicha superficie estipula sin complejos y timando una vez más a los compradores. Aunque, claro, siempre existe el tan utilizado recurso del sobre en el que los invitados pueden pagar su propia invitación al evento soltando una cantidad de dinero enorme para quedar como meros pringados, metiendo en el sobre lo que gastan en comida al mes para pagarles el bodorrio a los tortolitos, y éstos a su vez haciendo de intermediarios para que fluya el dinero hacia el organizador del evento, llámese empresa privada de banquetes. También, como no, está la fórmula del número de cuenta corriente y así, ya de paso, que el banco se lleve algo en comisiones (no iban a dejar escapar esta oportunidad).

No hay que dejar de lado los variados rituales machistas que predominan en las bodas, espejo de esta sociedad patriarcal. Quizá el más famoso sea el del acompañamiento a la novia por parte del padre de la misma, simbolizando la entrega de la mujer de manos del anterior propietario de ella (el padre) al nuevo (el marido). Otro bien conocido igualmente es la prueba de virginidad de la novia (no así del novio). Eso, por no mencionar las numerosas ocasiones en que, si la ceremonia tiene un carácter católico, a los curas se les llena la boca con el "respeto y obediencia" que le deben las mujeres a los hombres.

Porque claro, para la Iglesia católica, las bodas siguen siendo un gran negocio del que percibir buenos ingresos y en el que promocionar su empresa en busca de nuevos clientes entre personal no practicante, ateo, agnóstico o de distintas confesiones. O bien, siempre se puede buscar afianzar a los actuales usuarios.

En definitiva, si lo analizamos de un modo racional, el hecho de contraer matrimonio tiene total independencia de los festejos, el derroche e, incluso, del amor y la convivencia. Lo que realmente tiene consecuencias a la hora de casarse, de lo que se desprende la importancia efectiva, es de un contrato que, ante una administración pública, compromete a los contrayentes, normalmente a través de una firma del mismo. Dicho contrato otorga una serie de derechos y obligaciones que conforman el hecho mismo del matrimonio.

Respetando la importancia mayor o menor que las personas quieran dar a su boda, el despilfarro solo beneficiará a los empresarios de banquetes, viajes, moda, etc., a los contrayentes (en menor medida) y a la Iglesia católica si se decide acudir a ella. Si alguien cree que la firma de ese contrato es un momento de alegría que compartir con familiares y/o amistades, debería pensar hasta qué punto el despilfarro irracional contribuye a dicha felicidad. Si alguien cree que se trata solo de firmar un contrato con ciertas condiciones (como todos) su opinión creo que sería más práctica y lógica.

Saludetes.

viernes, marzo 26, 2010

Los mitos del sistema penal en el Estado español




Debido a las últimas modas y mentiras sobre el sistema penal en el Estado español, tales como la petición de endurecimiento de penas, petición de cadena perpetua o, incluso en los casos más graves, petición de pena de muerte, hago aquí referencia a un informe llamado "Desenmascarando mitos que sostienen el sistema penal", creado por el grupo Otro derecho penal es posible, formado por profesores de Derecho, abogados, magistrados, letrados, trabajadores sociales y otros profesionales del sector de la justicia.

Pincha aquí para abrir al documento completo

Entre algunos de los mitos que se desenmascaran, cabe reseñar:

- La mentira de que el sistema penal español sea benevolente, cuando es el más represivo de Europa.

- La mentira tan arraigada en las mentes de que la mayoría de los presos sean psicópatas peligrosísimos.

- La mentira de que las penas no se cumplan en su totalidad.

- La mentira sobre que en el Estado español no está implantada la cadena perpetua.

- La mentira de que la delincuencia en España haya crecido en los últimos años.

- La mentira de que la ley sea blanda con los menores o los permita salir impunes de hechos delicitivos.




Además, hago referencia a una más que interesante entrevista a Gabriela Bravo, la primera voz femenina del Consejo General del Poder Judicial.

Pincha aquí para ver la entrevista

Entre los comentarios de la entrevista, cabe destacar:

"el endurecimiento de las penas, ni siquiera la pena de muerte, tiene los fines disuasorios que la gente cree."

"Me alarma mucho que se utilice esta ley [la Ley del Menor] cuando los datos demuestran que nuestros menores no son los que más delitos graves cometen."

Sobre la propuesta de cadena perpetua: "Incorporar la cadena perpetua exige primero una reflexión sobre el derecho penal que queremos. En este país se apostó por un modelo más humanitario que, sin olvidar la pena, busca la reinserción. Por eso creo que la cadena perpetua tiene muy mal acomodo dentro de nuestra Constitución. Pero es que, además, tenemos uno de los sistemas punitivos más duros de Europa y la población reclusa más numerosa de toda la UE."


Y, por último, unas reflexiones mías. Si el número de delitos en el Estado español han descendido en los últimos 20 años, pero a su vez el número de presos ha aumentado en un 404%, es que algo anda mal. El endurecimiento de las penas no solo no contribuiría a descender el número de delitos (sobrados ejemplo hay a lo largo y ancho del mundo) sino que únicamente privaría a más personas de libertad (a mayor número de leyes represivas, mayor número de personas condenadas, es algo obvio). La conciencia creada por los medios de comunicación acerca de que vivimos en una sociedad llena de psicópatas peligrosos y sin moral y que, por tanto, debemos pedir un mayor endurecimiento en las penas, se sustenta en el principio de la venganaza, sin ningún tipo de justicia objetiva ni democrática. Si las personas son condenadas a cadena perpetua, se les priva de un derecho básico, el de reinserción. Sin ese derecho, creo que todo el sistema penal carece de sentido.

Saludetes.

PD: Un análisis más completo del documento pinchando aquí

Fuentes: Diariocrítico, Tortuga
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