martes, septiembre 14, 2010

Ten miedo




Ten miedo. Ten miedo de tus vecinos. Ten miedo de tus amigos. Ten miedo de tu familia, de la gente de la calle y de la gente con la que trabajas. Ten miedo del diferente, del inmigrante, del mendigo y del que te pide la hora.

¿No sabes de quién tener miedo? Es fácil, enciende la televisión, abre un periódico, visita portales de Internet de los grandes medios. Ellos te dirán de quién tener miedo. Tu vecino es un violador, cierra la puerta de tu casa. No mires a ése, es un extranjero que seguro te robará o te matará. Ha entrado alguien distinto al metro. Ten miedo. Es posible que sea un terrorista. Sal del metro y echa un vistazo. Entre la gente que pasea seguro que hay psicópatas. No merece la pena saludar ni mirar a nadie.

Ahora que tienes miedo, entra aquí. Es un lugar seguro. Es un centro comercial. Nadie habla con nadie, todo el mundo está en su mundo. Nadie se conoce. Todos venimos a comprar, no debes tener miedo ni debes pensar. Hay vigilantes con porra y muchas cámaras que te observan. Luego coge tu coche, en el que solo estás tú. Conduce hasta tu casa, una urbanización cerrada, aislada del resto, con cámaras, con señores con porra y pistola vigilando a todos los malhechores de la calle. Sube hasta tu cárcel de hormigón sin hablar con los vecinos. Es mejor no saber quiénes son ellos ni que ellos sepan de ti.

Y si en algún momento sientes miedo (y no dudes que lo vas a sentir, hay mucha gente que quiere que sientas verdadero miedo), busca un señor policía. La mayoría son fáciles de reconocer: fascistas, violentos, racistas, con armas y con toda la autoridad que estimen oportuna. Un cóctel perfecto para defender el miedo. La televisión te dice que confíes en ellos, te dice que te protgen y que cuidan de tu seguridad, mientras no te deja recapacitar, mostrándote lo que es y lo que no es cultura, diciéndote en qué dedicar tu ocio y dejándote intrigado por saber por qué llamar con Mierdamóvil es más barato.

Ésta es la evolución social. Miedo al de la calle. Que no se conozca nadie. Que nos vigilen las cámaras. Que nos cacheen mientras vamos al trabajo. Tus iguales son malos, siente miedo de ellos. Que nos graben a fuego que la seguridad es perder nuestra intimidad y nuestros derechos.

Los que mandan y los que te explotan son buenos. Confía en ellos. Y, si no confías, entonces tú serás el malo. El objetivo en el que se fije todo el mundo. Y vas a ser perseguido por esos que, se suponía, cuidaban de tu seguridad.

2 comentarios:

Anónimo dijo...
Este comentario ha sido eliminado por un administrador del blog.
Raúl Ritchie dijo...

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