Hoy salta la noticia (http://www.diarioadn.com/ciudades/madrid/detail.php?id=15568) de que un hombre fue agredido el día 15 de octubre en el Metro de Madrid. El hombre, de origen brasileño, recibió una paliza, una humillación por insultos racistas y para completar el festín, le han denunciado por agresión (¡toma ya!).
Lo peor del caso son las manos desde las que recibió la agresión: las de seis vigilantes de "seguridad" del Metro. La historia, contada por el verdadero agredido, corroborada por un funcionario que estaba presente en la escena y grabada por varios móviles de otros usuarios testigos de los hechos, parece ser que comenzó cuando tres individuos insultaban y golpeaban a una pareja de inmigrantes. Al aparecer los guardias de seguridad los personajillos se largaron, pero los vigilantes no mostraron mucho interés en la realización de su trabajo, así que Paolo (el agredido) se lo recriminó, si bien también es cierto que había consumido algunas cervezas no hacía mucho. Los guardias se mostraron agresivos con él, Paolo se fue hacia las vías para que no le golpearan, pero le cogieron en el otro andén. Le insultaron, le rompieron un brazo y se ensañaron todo lo que pudieron. Por supuesto, no se olvidaron de ponerle una denuncia a Paolo por agresión (?¿?¿?¿?). El juez ha solicitado las cintas de las cámaras de seguridad del Metro.
Si seguimos leyendo en el mismo medio (diario ADN), y también en el diario "Metro directo", en las cartas al director vemos una que habla de que también en el Metro varias personas vieron cómo un guardia de seguridad se ensañó de manera desproporcionada, abofeteó, gritó y casi arrancó la ropa a una persona con aspecto de indigente. Cuando terminó, se quedó con una sonrisa victoriosa.
Hace un par de días iba montado en un vagón de metro cuando a mi lado un hombre con aspecto de gorila hablaba y no tardé en percatarme que su ocupación era vigilante de Metro o Renfe. Lo que en un momento contó a su acompañante fue lo siguiente (más o menos transcribo lo que recuerdo de su monólogo): "No te jode el morito el otro día, que le digo que qué lleva en la mochila y me dice que a mí qué me importa. En cuanto le vea otra vez le voy a inflar a hostias, y me da igual que sea menor de edad, que le denuncio por desacato de ése a la autoridad". En ese momento pensé que quizá la fuerza no se debería poner en manos de ciertos individuos de manera indiscriminada. Los testimonios que he leído hoy me hacen pensar con más razón en ello.
Espero que este compendio de agresiones no sea mal entendido. No estoy haciendo un alegato contra vigilantes de seguridad. Creo que es un trabajo en el que hay que currar como en cualquier otro, además de ser famoso por el bajo salario y las malas condiciones de trabajo, sobre todo en materia de seguridad laboral. Lo único que intento transmitir es que en este trabajo, al igual que en el de policía, guardia civil, etc., se está poniendo en manos de personas armas de fuego, porras con las que golpear a otras personas, capacidad de ser autoritarios, ciertos márgenes en el uso de la fuerza, etc., y no hay que olvidar que tras estas "fuerzas de seguridad" hay personas que puede que no estén exentas de prejuicios, pensamientos xenófobos, transtornos psicológicos que por triviales no merecen ser resaltados en exámenes psicotécnicos, etc. Creo que hace falta un cambio que conciencie de la situación a los responsables de dar armas y fuerza a los trabajadores en el sector de la seguridad.
Bueno, saludetes para algunos y una gran repulsa para los que ultilizan la fuerza como salida a sus miedos e ignorancia.
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7 comentarios:
¡Hola! Cierto es que esos vigilantes de seguridad parecen obsoletos respecto al desempeño de sus funciones, si bien la noticia fuese totalmente cierta ya que los medios de comunicación siempre se decantan por la polémica en vez de por la información. Pero dudo mucho que esos seis individuos le agredieran, mas creo que lo más probable es que si un borracho salta corriendo una altura de casi dos metros a un suelo uniforme como el de las vias del tren probablemente se tuerza un tobillo, y que si te intentan esposar y te resistes ( y el vigilante es nulo en su trabajo ) lo más lógico es que le partan un brazo.
Si la noticia vuelve a salir en los periódicos cuando se vea la sentencia (hecho que dudo) sabremos que se vieron en las grabaciones.
Cómo dices, si cambiaran las condiciones de trabajado de estos pobres desamparados que son los profesionales de la seguridad quizá se vieran más personas interasas en el oficio.
Un saludo:
SAeNcSA
Pienso igual que tú en que es muy difícil ver en qué acaba la historia, una vez que un juez dictamine lo que ha pasado mediante las imágenes de las cámaras de seguridad. Pero, como has leído por mi experiencia, al menos tengo la mosca detrás de la oreja para dar un voto de confianza a Paolo, puesto que dentro del ramo de la vigilancia hay personajillos que no saben medir la fuerza con que actuar en cada ocasión.
Saludetes.
Me parece demencial lo que ha ocurrido. Si es que es lo que ocurre cuando se le da poder a un tío con un curso de 160 horas, el graduado escolar y poco más... Que unos chavales de poco más de 20 años puedan decirle a otra persona lo que puede o no puede hacer sólo porque se haya hecho un curso como el que se tarda en aprender el uso básico del word...
Puede ser que en algunos casos estos profesionales puedan ser xenófogos pero sin ánimo de ofender a nadie, me parece que siempre que se agrede a un inmigrante, se habla de que ha sido injustificado. Los vigilantes que yo he visto en el metro se les ve más bien unos vagos de mucho cuidado y no los veo pegando hostias porque sí.
Para mí la anécdota que cuentas del indeseabnle que dijo moro de mierda, me recuerda a un altercado vivido en Atocha hace poco donde una chica española insultaba a gritos a una chica de color porque la había empujado, y para más inri quien defendía a la chica de color se llevaba un buen insulto, total que la española decía indignadísima que mandaba huevos que defendieran a la negra.
Ni que decir tiene que el segurata de turno pasaba del tema y que porsupuesto en la estación de Atocha el que no se lleva empujones cuando entra al vagón es porque entra el último y aún déjame que lo dude.
No me puedo colocar ni un bando ni en otro porque en cierta manera somos xenófogos, ya que son unas constumbres diferentes para nosotros, las cuales algunos aún no han aceptado.
A más de un@ no le vendría nada mal que ampliarán el curso a unas cuantas horas más para la sensibilización. Aunque no solo le hace falta a ese sector ni solo a nuestra étnia.
Yo hace unos años vi como en la calle Preciados los seguratas de El Corte Ingles y unos munipales agredieron a un mimo que estaba literalmente en la calle sin hacer nada (estaba disfrazado de estatua totalmente inmovil)
Posteriormente le dije a otros municipales que un mimo acababa de ser agredido por unos seguratas y me contestaron de malas maneras que algo habria hecho. Me fui antes de que la emprendieran conmigo.
Los nacionales tambien son conocidos por su brutalidad. Recuerdo hace unos años la imagen en las noticias de apalear a gente sentada frente al congreso.
Y ya no hablemos de los militares que son capaces de tirar bombas o violar.
Parece ser que la autoridad o las armas embriagan a las personas.
Casualmente conozco a varios Vigilantes de seguridad y la verdad es que la preparación que reciben es escasa y los examenes que les hacen la Policía nacional es más bien fácil, pero lo veo más que lógico, qué persona en su sano juicio se prepararía para una profesión de mierda como la de Vigilante de seguridad con el sueldo indigno que se recibe si encima tubiera unos cursos extensísimos y unas pruebas con cierta dificultad...
Eso sí, como en todo los casos lo que no se puede hacer es generalizar, dentro de este sector hay verdaderos profesionales, y si no fuera por los vigilantes del Xanadú hubieran violado a una amiga mía hace año y medio... Realmente tienen un cometido estas personas.
Un saludo:
SAeNcSA
Hoy comentan en las noticias que unos seguRatas de Renfe se han liado a tiros con una mujer de color que se habia quedado dormida en el trayecto.
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